Vermont, el tesoro mejor guardado de la Costa Este.


Inicio con esta entrada mi crónica sobre el viaje que he realizando por los Estados Unidos que me ha permitido descubrir lugares poco explorados cuyo patrimonio se ha conservado al margen de las hordas de turistas que hoy en día encontramos en casi todo el Mundo. Probablemente si a un ciudadano europeo le pidiesen enumerar los estados de Estados Unidos, Vermont ocuparía una de las ultimas posiciones. Los motivos que me llevaron a visitar este curioso lugar fue que la familia con la que estuve hace unos años en Chicago se mudó a Manchester, Vermont, y por tanto les debía una visita.

El llamado green mountain State, debido a su influencia francesa: "Vert Mont", forma parte de los Estados originarios que constituyeron la federación de los Estados Unidos de América en  1790 aunque en el caso de Vermont no fue fácil ya que se convirtió en el 14 estado después de 14 años de independencia . Esta necesidad de independencia es una constante  y ha marcado su gran singularidad. Entre sus particularidades destacan el de tener la capital mas pequeña de todo el país, Montpelier con tan solo 9000 habitantes, el mayor porcentaje de espacios verdes, el primer estado en suprimir la esclavitud o el ser los primeros en legislar sobre los matrimonios del mismo sexo en 2000.

En el lago Champlain, uno del más grandes del país desde la ciudad de Burlington
 Todo esto lo convierte en un lugar único en muchos aspectos. A lo largo de los años su fama se ha debido esencialmente a su turismo de montaña que constituye un gran motor económico para la región, contando con más de 10 estaciones de esquí de alto nivel. Al carecer de industria son muchos los ciudadanos procedentes de Nueva York o Boston, a tan solo 3 horas de distancia, que prefieren huir del bullicio de la gran ciudad instalándose en este reducto de paz. Unas de las razonas, según me confesaban sus propios habitantes era el " darle una educación mejor a sus hijos alejada de los riesgos que la gran ciudad tiene para los más jóvenes ( del tipo drogas, alcohol) y que de esa forma tienen un desarrollo más acorde a su edad. No cuentan tampoco con una mala estructura universitaria ya que tienen el histórica universidad de Norwitch, una de las más antiguas universidades del país, fundada en 1812 y de gran tradición militar. A ella se le une la Universidad Estatal de Vermont situada en la pintoresca ciudad de Burlington al norte del Estado. Por todas estas razones, la calidad de vida es inmejorable, lo que le situó en 2012 como el Estado más sano de los Estados Unidos,  y la práctica  deporte del tipo: hockey sobre hielo, hiking y deportes de montaña en general está muy difundida pese al gélido invierno. Además, dada la total ausencia de grandes ciudades, existe una gran conciencia medioambiental entre sus ciudadanos sabedores del tesoro que poseen. 
En un sendero de Hiking en la ciudad de Manchester, Vermont
Obviamente, todo tiene su contrapartida y entre una de las más importantes es lo mal comunicado que está el Estado en general. Salvando la carretera interestatal que lleva hasta Montréal, Canadá, el resto de la infraestructura de carreteras deja bastante que desear con infinidad de carreteras rurales, algunas a medio construir y la ausencia total de transporte público en casi todos los puntos de la región. Pese a todo, la experiencia de conducir allí, algo que hice, es muy recomendable solo por los paisajes mágicos que más de una vez pueden distraerte al volante con el consiguiente peligro de cruzarte con un alce, o con un Oso negro algo bastante común. 

A nivel social, De las primeras cosas que llaman la atención paseando por su capital, Montpelier, es la casi total ausencia total de inmigrantes. En un país hecho de inmigrantes esto parece una contradicción pero el núcleo de población está formado por descendientes europeos y no se ven hispanos ni afroamericanos lo que unido al paisaje de grandes bosques y colinas hacen pensar en ciertos momentos que nos encontramos en Suecia o Noruega. A escala política, el Estado pese a su poca apertura al exterior es tradicionalmente demócrata y liberal  y llama la atención su gran énfasis en la política local convirtiéndole en el mayor bastión de democracia directa en Estados Unidos, dado que muchos de sus municipios gozan de gran autonomía. 


En definitiva, Vermont representa en cierta medida casos el romanticismo perdido de aquella América que solo subsiste en algunas películas de época alejada del consumismo imperante. Como dicen los propios ciudadanos, allí nunca pasa nada, pero por esa misma razón no les ha afectado tanto la psicosis generalizada tras el 11-S y la tasa de criminalidad es mínima. Recomendaría a cualquier persona que quiera tener una experiencia única conociendo la América real que visiten este Estado y si puede ser en otoño o invierno, para los amantes del esquí, mucho mejor. 



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