Sobre la Navidad y la repercusión del Papa Francisco


Imagen del Papa Francisco, fuente;www.wikipedia.com

Llega la  Navidad, estrictamente hablando, aunque para algunos llegó ya hace  un mes y con ella  periodo muy especial  en el que se reúnen muchas familias, se ofrecen muestras de cariño gratuitas mas que en cualquier otra época del año y se superan viejas rencillas. Todo ello hace de esta una época anhelada por todos aunque son unos pocos los que se paran a pensar sobre el verdadero sentido de esta celebración.  La celebración cuyo único sentido es celebrar el nacimiento de Cristo resulta algo insustancial para muchos que prefieren celebrar por puro automatismo una fiesta cuya esencia no comparten. No es este un caso aislado, gran parte de las  tradiciones católicas como la semana santa, la navidad o la celebración de bautizos o comuniones han quedado desnaturalizadas hasta tal punto que su celebración responde casi únicamente a una demanda social ¿En un país como España donde según el último publiscopio publicado en 2010 un 77 % de la población se declara católica pero tan solo un 28 % practicante existe alguna posibilidad de romper con esa  profunda incoherencia? Aún no he oído decir nadie decir que es izquierdas pero vota al PP, en cambio ser católico no practicante resulta de lo más natural.

En un continente como el Europeo donde el catolicismo parecía ir en retroceso a pasos agigantados, la irrupción del Papa Francisco ha supuesto un soplo de aire fresco capaz de revertir esta tendencia en menos de un año hasta el punto de copar la portada del prestigioso TIME Magazine como personaje más influyente del año ( galardón que comparte  por cierto con  personajes de la "talla" del Ayatolah  Jomeini o el propio Obama). Al menos así  lo consideran gran parte de los sectores entre ellos sectores indiferentes o incluso abiertamente anticlericales. Por introducir un simple reflejo de este cambio de tendencia, desde la llegada del Papa Francisco en Abril, el espacio informativo dedicado a la Iglesia Católica ha aumentado un 300 % aumentando las referencias a la iglesia y al Papa desde prácticamente todos los medios de comunicación. Desde un principio los medios de comunicación ansiosos a la hora de establecer comparaciones entre personajes históricos no dudaron en compararlo con Juan XXIII, en proceso de santificación junto a Juan Pablo II, aquel Papa tan carismático precursor del Concilio Vaticano II y que se asemeja al actual por su sencillez y su cercanía hacia los más humildes.

 El Cardenal Roncalli, Juan XXIII. Fuente: http://www.abc.es/Media/201302/12/juanXXIII--644x362.jpg
 Ante manifestaciones de entusiasmo tan efusivas por parte de unos y otros, cabe preguntarse si el mensaje de la Iglesia realmente ha cambiado en tan poco tiempo. Atendiendo a los últimas noticias parece que se ha reeditado una nueva versión del Nuevo Testamento adaptada a los "nuevos tiempos". En ese reclamo continuo de adaptar la Iglesia a las necesidades del momento, algunos olvidan quizás que la Iglesia no representa una tendencia temporal ni tampoco un movimiento político o social sino la transmisión de un mensaje Universal y atemporal profundamente enraizado en la conciencia del Individuo y que no busca quedar bien con nadie sino transmitir el mensaje de Dios, a través de Cristo, al Mundo. Así al menos lo entendemos varios  y es posible que a muchos se les borre la sonrisa cuando vean que el Papa Francisco no trae la llegada de nueva religión sino el mismo mensaje de siempre transmitido eso si de una forma más entusiasta y sencilla. Es cierto que se echaba en falta un buen comunicador dentro de la Iglesia, una persona capaz de acercarse  en pie de igualdad a los más humildes algo en lo que el  actual Papa, mucho más que su predecesor de corte más intelectual, es un autentico maestro. También hay que aplaudir la entereza con la que se está enfrentando a varias cuestiones (Banco Vaticano, Escándalos de Pederastia) en los que la transparencia brillaba por su ausencia

Como católico he sentido vergüenza ajena en muchas ocasiones viendo la imagen estereotipada del católico como persona aborregada, sin criterio y postrado en el altar día y noche. A menudo considero que se debe a la falta de comunicación, los católicos en su mayoría somos gente normal, con sus virtudes y defectos como todos pero en esencia respetuosa, racional y con entusiasmo por la vida. Transmitir esa imagen de normalidad y alegría por parte del católico de "a pie" contribuiría mucho en mejorar la imagen de la Iglesia más allá de lo que pueda hacer el propio Papa Francisco. Como decía el novelista y fino humorista británico G.K Chesterton, " Al entrar en la Iglesia hay que quitarse el sombrero pero no la cabeza."

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