Mi aprendizaje en un país Musulmán en 2016




Se cierra un año 2016 especialmente convulso, probablemente muchos tengan la impresión de que este ha sido el peor año en cuanto a inestabilidad y violencia se refiere en lo que llevamos de Siglo XXI. Razones no faltan para defender esta hipótesis: El Brexit, el Ascenso al Poder de Trump, el fallido referéndum en Colombia el recrudecimiento de la violencia en la ya devastada Siria o incluso la inestabilidad reinante en España donde hemos pasado casi once meses sin Gobierno. Sin embargo, si tuviésemos que resaltar un fenómeno especialmente preocupante de lo que ha transcurrido a lo largo de este año, este sería el terrorismo de tipo islamista. Y es que si la imagen de un colectivo se ha visto especialmente deteriorada en el imaginario colectivo, esta ha sido la de los musulmanes.

Los atentados de Bruselas, continuación de los reciente atentados de París a finales del año anterior, el atentado de Niza, los recientes atentados en Berlín y por supuesto la grave convulsión política en la por la que atraviesa Turquía con diversos atentados en distintas ciudades e incluso un intento de Golpe de Estado. A todo ello hay que añadirle atentados menos mediáticos como los de Costa de Marfil, Somalia, Nigeria y por supuesto los países de Oriente Medio donde lamentablemente la violencia es cotidiana. Toda esta sucesión de acontecimientos ha provocado una cierta histeria colectiva y cualquier mención a la religión islámica despierta todo tipo de recelos. 

Por ello, me gustaría mencionar la que  ha sido mi experiencia en este sentido y lo que he aprendido de ello tanto a nivel personal como profesional.



1) El Mundo islámico es muy diverso al igual que el cristiano:

Suele ocurrir que se asocia el cristianismo con individuos que habitan en Europa Occidental o América, todo ello asociado con lo que se conoce como Cultura Occidental. Sin embargo, esta imagen no puede ser más errónea, hay cristianos en los cinco continentes, algunos de ellos víctimas de brutales persecuciones. Encontramos por tanto países de mayoría cristiana en Asia; Filipinas, y especialmente en África. En estos dos últimos continentes es donde más crece el cristianismo de hecho.

 En el caso del Mundo islámico, poco tiene que ver Marruecos con Indonesia, país con el mayor número de musulmanes, Del mismo modo, hay grandes distinciones entre países más seculares (Turquía) frente a otros más religiosos, o entre los países árabes y los países musulmanes africanos como Senegal o Gambia. Por último reseñar que también hay países europeos de mayoría musulmana como puede ser Bosnia-Herzegovina o Albania. Para aclarar toda esta confusión terminológica, recomiendo el siguiente blog donde veréis la distinción entre árabe, moro y musulmán. En mi caso, cuento mi experiencia en Marruecos, país no necesariamente representativo de todo el Mundo musulmán. 


2) La familia ocupa un lugar central:

Al igual que ocurría en Europa hace unas décadas, la familia en los países musulmanes ocupa un lugar primordial y toda decisión importante debe contar antes con la aprobación del núcleo familiar. Obviamente, esto tiene repercusiones muy inmediatas en aspectos como el matrimonio (a veces concertado e incluso con una diferencia de edad llamativa entre ambos contrayentes), el divorcio limitado a casos excepcionales o incluso el hecho de con quien convivir (Está prohibido convivir antes de casarse o hacerlo con personas ajenas a la familia en caso de ser mujer). Como anécdota, contar que una niña que vivía en nuestro bloque se quedó escandalizada cuando descubrió que vivía  en un piso compartido con compañeros y que estos no eran mis familiares. 

La limitación de derechos que ello implica suele suscitar el escándalo de los países occidentales que hablan del arcaísmo en el que viven estos países. Sin embargo, también hay que señalar el lado positivo, por un lado la importancia de la familia hace que a menudo se ayuden unos a otros sobre todo si hay alguien con necesidad, por lo que existe un sentido de la solidaridad muy marcado. Al mismo tiempo, existen numerosas festividades religiosas en las que se celebra todo en familia siendo el mes sagrado del Ramadán, la que más me ha impactado ya que parece que cada día es Navidad y ello durante un mes. 

3) Existe coexistencia no convivencia:

Este punto puede resultar polémico pero quiero insistir en que está basado en mis vivencias. Son muchos los que abogan por una unión de civilizaciones en donde todos convivamos en armonía al margen de las barreras culturales existentes. Esto viene alimentado por mitos históricos con poco fundamento como puede ser el de Al-Andalus que se basa de la supuesta convivencia entre las tres culturas.  

Mi percepción es que todo aquel que no sea musulmán tiene un estatus distinto en los países de este credo, aunque siempre resulta mejor ser de alguna religión del libro (Dhimmis) que laico lo que resulta del todo inconcebible. Esto no tiene una implicación necesariamente mala, de hecho en muchos aspectos el extranjero, en particular el europeo, está muy protegido y recibe un trato de favor frente a los locales (sobre todo en todo lo que implica el trato con la justicia). Siempre ayuda aprender algo del idioma, árabe dialectal en este caso, algo que hice durante seis meses y me fue de gran utilidad. Sin embargo, el no ser parte de la Umma resulta limitante a la hora de entablar contacto con locales y algunos te cierran las puertas en el momento en que saben no compartes su fe (suelen preguntártelo directamente). 

Por ello, hablar de convivencia resulta confuso porque la realidad es que cada uno vive su realidad sin mucha interacción más allá de los intercambios comerciales. Bien es cierto que las grandes diferencias de renta, con gran cantidad de mendigos, tampoco ayuda a encontrar espacios comunes. Existen también cada vez más locales que han recibido una educación muy occidental y no encajan en el perfil típico. 

4) La cortesía y la hospitalidad son innegociables:

Si algo me ha llamado la atención en esta etapa es la hospitalidad de la que hacen gala los musulmanes hacia el extranjero. Evidentemente, esto no impide que exista cierta pillería y que en cuanto bajes la guardia, lo más probable es que acabes pagando el doble de lo que cuesta cualquier objeto o servicio. 

No obstante, sin contar con grandes medios, no hay Riad en el que no me hayan recibido con un buen té a la menta y una amplia sonrisa. Esta cortesía también se ve reflejada en la especial atención a cualquier necesidad que tengas incluso si esto no está incluido en el precio de partida. En general, aprecian la amistad, les gusta conversar y el contacto con las personas, este calor humano quizás se haya perdido algo en Europa a medida que se ha ido acomodando la clase media. 

Ese calor humano puede resultar incluso agobiante en especial entre culturas como las orientales acostumbradas a mantener una distancia física al hablar. Por último, resultaría ingenuo negar que el trato tan exquisito al turista se debe en parte a que el turismo es una fuente fundamental de riqueza y cualquier mala experiencia supondría un grave revés en un contexto tan inestable como el actual.

5) El tiempo como concepto etéreo: 

Cualquier persona que se precie valora su tiempo como un bien escaso, algo que hay que aprovechar y no que se puede regalar a cualquier precio. Esto provoca que resulte irritante cuando alguien nos hace esperar más de la cuenta o nos cita un día a una hora y luego no aparece. A nivel profesional, la falta de rigor en el tiempo puede resultar muy desagradable en especial cuando se trata de cerrar reuniones con antelación.

Sin embargo cualquier persona que quiera hacer negocios en este país, tiene que tener en cuenta que el reloj no es más que un accesorio y el tiempo cobra una dimensión distinta. Sin renunciar a los principios, hay que ser paciente y relajarse en la medida de lo posible para disfrutar de la esencia de estos países. El enfado o la reprimenda nunca suelen ser parte de la solución y el resultado obtenido será escaso si se adopta esta actitud. 

Esto son tan solo unas pinceladas de lo que ha sido este año pero espero que ayude a trasladaros a la que ha sido mi realidad permitiéndome aprender enormemente de una cultura tan cercana pero al mismo tiempo muy distinta a la nuestra. Por último, me gustaría mencionar la sensación de total seguridad en la que he vivido este año lo que demuestra que la cooperación en labor anti-terrorista es clave para el futuro a ambas orillas del Mediterráneo.  En el próximo post, haré balance de lo que ha sido este año para el Blog.  

¡FELIZ AÑO A TODOS! 




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